Todo producto o servicio sale al mercado bajo un nombre y la técnica para ser nombrado es conocida como naming. La importancia de asignar un nombre es tal y como lo hacemos para un hijo o una nueva mascota y tal cual se piensa en su género y/o en la herencia familiar y el gusto de cada parental, para una marca se busca que tenga ciertas características como atemporal, distintivo, recordable, flexible, legible, positivo, global, relevante y confiable. 

Navegamos en el idealismo de la elección para que los resultados de las estrategias de comunicación, marketing y ventas reflejen una audiencia que se identifica y se siente atraída. Nos sumergimos en la diversidad entre un nombre descriptivo de lo que refiere el negocio, que contenga siglas o acrónimos, 100% creativo, osado en su abstracción o que sugiera la experiencia que tendrá el usuario.

Pero para todo esto lo fundamental es encontrar un argumento sólido que se pueda comunicar a través del nombre y asentar bases para su proyección futura, dándole la posibilidad de evolucionar con el tiempo dentro de la memoria de los consumidores.